viernes, 18 de mayo de 2018
lunes, 14 de mayo de 2018
Síntesis de ERIK ERIKSON
Teorías de Personalidad en Psicología: Erik Erikson
C. George Boeree

En la tribu americana de los Oglala Dakota (o Sioux), existía una tradición
que se aplicaba a los adolescentes para determinar su sino en la vida. Se les
animaba a introducirse en el bosque sin armas y sin otra vestimenta que un
taparrabos y un par de mocasines en búsqueda de un sueño. Hambriento, sediento
y cansado, el chico esperaría a tener un sueño al cuarto día de su
viaje que le revelaría su destino vital. Al volver al hogar, relataría
a los ancianos de la tribu el contenido de su sueño, el cual sería interpretado
de acuerdo con una práctica legendaria. Y su sueño le diría al chico si estaba
destinado a ser un buen cazador, o un gran guerrero o un experto en la caza de
caballos salvajes, o quizás convertirse en un especialista en la fabricación de
armas, o un líder espiritual, sacerdote o curandero.
En algunos casos, el sueño le llevaría a resolver las desviaciones y
problemas de la tribu Oglala. Un sueño con un "thunderbird" (un
pajaro de trueno) llevaría al chico a pasar un período de tiempo como
"heyoka", es decir, a actuar como un payaso o un loco. O por ejemplo,
una visión de la luna o de un búfalo blanco, le llevaría a ser un
"berdache", un hombre que se viste y actúa como si fuese una mujer.
Encontrar nuestro lugar en el mundo no es algo sencillo, por ello en este
artículo de PsicologíaOnline, introduciremos a un gran estudioso de Las
Teorías de Personalidad en Psicología: Erik Erikson.
Índice
Prólogo
En cualquier caso, el número de roles que se representaban en la vida era
extraordinariamente limitado para los hombres; ni qué decir de las mujeres. La
mayoría de las personas desempeñaban papeles generalistas; muy pocos podían ser
especialistas. Y estos roles solo se aprendían por estar simplemente rodeado de
las demás personas en la familia y en la comunidad. Se aprendía en virtud de la
vida.
En la época en que los Oglala Dakota fueron visitados por Erik
Erikson, las cosas habían cambiado un poco. Habían sido reducidos a
amplias aunque cerradas reservas como resultado de innumerables guerras y
amenazas. El búfalo, la fuente principal de comida, vestimenta, cobijo y de
casi todo el resto necesario para vivir, había sido cazado hasta prácticamente
su extinción. Para empeorar más las cosas, se les había arrebatado sus
costumbres, no por soldados blancos, sino por los esfuerzos de los burócratas
gubernamentales dirigidos a convertir a los Dakota en americanos.
Los niños eran obligados a asistir a escuelas estatales casi todo
el año, bajo la creencia sincera de que la civilización y la
prosperidad surge de la educación. Aquí, aprendían muchas cosas que iban en
contra de lo que habían aprendido en casa. Se le enseñaron reglas de
los blancos sobre la belleza y la higiene, algunas de las cuales
contradecían sus estándares de modestia. Se les enseñó a competir, lo que iba
en contra de las tradiciones de los Dakota sobre la igualdad. Se les dijo que
hablaran alto y fuerte, cuando precisamente sus familiares le decían que se
mantuviesen tranquilos y quietos. En otras palabras, sus profesores blancos se
encontraron con un grupo muy difícil de manejar y sus padres se hallaban en una
situación de dolor ante lo que consideraban una corrupción propia de una
cultura extranjera.
Con el paso del tiempo, su cultura originaria desapareció, pero
la nueva cultura fue incapaz de proveer los sustitutos necesarios. No
hubo más búsqueda de sueños, pero entonces ¿cuáles sueños podrían
perseguir los adolescentes si no existían?.
Erikson se sintió conmovido por las dificultades de los niños de Dakota con los que
hablaba y observaba. Pero crecer y encontrar el propio lugar en el mundo no es
tarea fácil para muchos otros americanos tampoco. Los afroamericanos
están luchando por lograr una identidad alejada de sus raíces
africanas olvidadas; esa cultura pobre y falta de poder dentro de una cultura
circundante de una gran mayoría blanca. Los asiático-americanos también pasan
por una situación similar, atrapados entre las tradiciones americanas y
asiáticas. Los americanos rurales consideran que sus hijos no encajan en una
sociedad mayor. Y la gran mayoría de europeo-americanos poseen, de hecho, poco
de sus propias identidades culturales, a no ser por vestirse de verde el día de
San Patricio o por una receta de salsa marinara de la abuela. La cultura americana
está en cualquiera; es, en cierto sentido, de nadie.
Como la mayoría de los nativos americanos, también otros han perdido mucho
de los rituales que una vez nos guiaron hacia la adultez. ¿Hasta qué punto es
usted un adulto?; ¿cuándo entramos en la pubertad?; ¿ya ha sido bautizado o ha
pasado por su "bar mizvah"?; ¿su primera experiencia sexual?; ¿fiesta
de 15 años?; ¿su licencia de conducir? ¿su graduación colegial?; ¿votando en
sus primeras elecciones?; ¿su primer trabajo?; ¿edad legal para beber?; ¿graduación
de la universidad?; ¿Cuándo exactamente los demás nos tratan como adultos?.
Consideremos algunas de las contradicciones. Puedes ser lo suficientemente
mayor para meterte en un todoterreno veloz de dos toneladas, pero no se te
permite votar. Puedes ser lo suficientemente mayor para morir en la guerra por
tu país, pero no lo suficiente para beberte una cerveza. Como estudiante
universitario se te pueden confiar cientos de dólares para créditos educativos,
pero no se te permite escoger tus materias.
En las sociedades más tradicionales (como en la nuestra hace 50 o 100
años), un jóven o una chica se fijaban en sus padres, en sus
relaciones, vecinos y profesores. Eran personas decentes y
trabajadoras (en su mayoría) y deseábamos ser como ellos.
Desafortunadamente, la mayoría de los niños actuales buscan la
identificación en la "media", especialmente en la televisión. Es
fácil entender por qué. Las personas de la tele son más bellas, más listas, más
ingeniosas, más sanas y más felices que cualquiera de nuestro vecindario.
Por desgracia, éstas no son reales. Siempre me sorprendo de la cantidad de
estudiantes que se frustran al descubrir el gran esfuerzo que supone la carrera
que han elegido. Esto no ocurre en la tele. Más tarde, descubren que los
trabajos que realizan no son tan creativos y satisfactorios como esperaban. Una
vez más, no es como en la tele. No debería entonces
sorprendernos el que muchos chicos se vayan por el camino más corto que el
crimen parece ofrecer o en la vida fantástica que la droga promete.
Algunos de ustedes
considerarán estas afirmaciones como una exageración o estereotipo de
la adolescencia moderna. Realmente espero que su paso desde la niñez a
la adultez haya sido uno suave. Pero muchas personas (Erikson y yo incluidas)
podrían haber seguido un sueño.
Biografía
Erik Erikson nación en Frankfurt, Alemania el 15 de junio de 1902. Su
patrimonio está rodeado de cierto misterio. Su padre biológico fue un danés
desconocido que abandonó a su madre justo cuando nació Erik. Su madre, Karla
Abrahamsen, fue una jóven judía que le crió sola durante los tres primeros años
de la vida de Erik. En este momento, se casó con el Dr. Theodor Homberger, el
pediatra de él y se mudaron a Karlsruhe en el sur de Alemania.
Después de finalizar la secundaria, Erik decidió ser artista. Cuando
no asistía a clases de arte, vagaba por Europa, visitando museos y durmiendo
bajo los puentes. Vivió una vida de rebelde descuidado durante mucho tiempo,
justo antes de plantearse seriamente qué hacer con su vida.
Cuando cumplió los 25 años, un amigo suyo, Peter Blos (artista y más tarde
psicoanalista), le sugirió que aplicara para una plaza de maestro en
una escuela experimental para estudiantes americanos dirigida por
Dorothy Burlingham, una amiga de Anna Freud. Además de enseñar arte, logró un
certificado en educación Montesori y otro de la Sociedad Psicoanalítica de
Viena. Fue psicoanalizado por la misma Anna Freud. Mientras estuvo
allí, conoció a una profesora de danza teatral en la escuela mencionada.
Tuvieron tres hijos, uno de los cuales más tarde sería sociólogo.
En el momento en que los nazis toman el poder, abandonan Viena y se dirigen
primero a Copenague y luego a Boston. Erikson aceptó un puesto de trabajo en la
Escuela de Medicina de Harvard y practicó psicoanálisis de niños en su consulta
privada. En este tiempo, logró codearse con psicólogos de la talla de Henry
Murray y Kurt Lewin, asi como los antropólogos Ruth Benedict, Margaret Mead y
Gregory Bateson. Creo que no sería exagerado decir que estos autores tuvieron
tanta influencia en Erik, como la tuvo Sigmund sobre Anna Freud.
Más tarde enseñó en Yale y luego en la Universidad de California en
Berkeley. Fue durante este período cuando Erik Erikson realizó sus
estudios sobre los indios Dakota y los Yurok.Cuando obtuvo su ciudadanía
americana, adoptó oficialmente el nombre de Erik Erikson; nadie sabe por qué
escogió este nombre.
En 1950 escribe "Childhood and Society", libro que
contenía artículos de sus estudios de las tribus americanas, análisis de Máximo
Gorky y Adolfo Hitler, así como una discusión de la "personalidad americana
y las bases argumentales de su versión sobre la teoría freudiana. Estos temas
(la influencia de la cultura sobre la personalidad y el análisis de figuras
históricas) se repitieron en otros trabajos, uno de los cuales, La Verdad de
Ghandi, obtuvo el premio Pulitzer y el Premio Nacional del Libro.
Durante el reinado de terror del senador Joseph McCarthy en 1950, Erikson
abandona Berkeley cuando se les pide a los profesores que firmen un
"compromiso de lealtad". A partir de este momento, Erik pasa 10 años
trabajando y enseñando en una clínica de Massachussets y posteriormente otros
10 años más de vuelta en Harvard. A partir de su jubilación en 1970, no deja de
escribir e investigar durante el resto de su vida. Muere en 1994.

Teoría
Erikson es un psicólogo del Yo freudiano. Esto significa que acepta las
ideas de Freud como básicamente correctas, incluyendo aquellas debatibles como
el complejo de Edipo, así como también las ideas con respecto al Yo de otros
freudianos como Heinz Hartmann y por supuesto, Anna Freud.
No obstante, Erikson está bastante más orientado hacia la sociedad y la
cultura que cualquier otro freudiano, tal y como cabía esperar de una persona
con sus intereses antropológicos. Prácticamente, desplaza en sus teorías a los
instintos y al inconsciente. Quizás por esta razón, Erikson es tan popular
entre los freudianos y los no-freudianos por igual.
El Principio Epigenético
Erikson es muy conocido por su trabajo sobre la redefinición y expansión de
la teoría de los estadios de Freud. Establecía que el desarrollo funciona a
partir de un principio epigenético. Postulaba la existencia de ocho
fases de desarrollo que se extendían a lo largo de todo el ciclo vital.
Nuestros progresos a través de cada estadio está determinado en parte por nuestros
éxitos o por los fracasos en los estadios precedentes. Como si fuese el botón
de una rosa que esconde sus pétalos, cada uno de éstos se abrirá en un momento
concreto, con un cierto órden que ha sido determinado por la naturaleza a
través de la genética. Si interferimos con este órden natural de desarrollo
extrayendo un pétalo demasiado pronto o en un momento que no es el que le
corresponde, destruimos el desarrollo de la flor al completo.
Cada fase comprende ciertas tareas o funciones que son
psicosociales por naturaleza. Aunque Erikson les llama crisis por seguir la
tradición freudiana, el término es más amplio y menos específico. Por ejemplo,
un niño escolar debe aprender a ser industrioso durante ese periodo de su vida
y esta tendencia se aprende a través de complejas interacciones sociales de la
escuela y la familia.
Las diversas tareas descritas por el autor se establecen en base a dos
términos: una es la tarea del infante, llamada
"confianza-desconfianza". Al principio resulta obvio pensar que el niño
debe aprender a confiar y no a desconfiar. Pero Erikson establece muy
claramente que debemos aprender que existe un balance. Ciertamente, debemos
aprender más sobre la confianza, pero también necesitamos aprender algo de
desconfianza de manera que no nos convirtamos en adultos estúpidos.
Cada fase tiene un tiempo óptimo también. Es inútil
empujar demasiado rápido a un niño a la adultez, cosa muy común entre personas
obsesionadas con el éxito. No es posible bajar el ritmo o intentar proteger a
nuestros niños de las demandas de la vida. Existe un tiempo para cada función.
Si pasamos bien por un
estadio, llevamos con nosotros ciertas virtudes o fuerzas
psicosociales que nos ayudarán en el resto de los estadios de nuestra vida. Por
el contrario, si no nos va tan bien, podremos desarrollar maladaptaciones o malignidades,
así como poner en peligro nuestro desarrollo faltante. De las dos, la
malignidad es la peor, ya que comprende mucho de los aspectos negativos de la
tarea o función y muy poco de los aspectos positivos de la misma, tal y como
presentan las personas desconfiadas. La maladaptación no es tan mala y
comprende más aspectos positivos que negativos de la tarea, como las personas
que confían demasiado.
Niños y adultos
Quizás la innovación más importante de Erikson fue la de postular no 5
estadios como Freud había hecho, sino 8. Erik elaboró tres estadios
adicionales de la adultez a partir del estadio genital hasta la adolescencia descrito
por Freud. Ninguno de nosotros nos detenemos en nuestro desarrollo (sobre todo
psicológicamente) después de los12 o 13 cumpleaños. Parece lógico estipular que
debe haber una extensión de los estadios que cubra el resto de nuestro
desarrollo.
Erikson también tuvo algo que decir con respecto a las interacciones
de las generaciones, lo cual llamó mutualidad. Ya Freud
había establecido claramente que los padres influían de una manera drástica el
desarrollo de los niños. Pero Erikson amplió el concepto, partiendo de la idea
de que los niños también influían al desarrollo de los padres. Por ejemplo, la
llegada de un nuevo hijo, representa un cambio de vida considerable para una
pareja y remueve sus trayectorias evolutivas. Incluso, sería apropiado añadir
una tercera (y en algunos casos, una cuarta) generación al cuadro. Muchos de
nosotros hemos sido influenciados por nuestros abuelos y ellos por nosotros.
Un ejemplo claro de mutualidad lo encontramos en los problemas que tiene
una madre adolescente. Aún cuando tanto la madre como el hijo pueden llevar una
vida satisfactoria, la chica está todavía envuelta en tareas de búsqueda de sí
misma y de cómo encajar en la sociedad. La relación pasada o presente con el
padre de su hijo puede ser inmadura tanto en uno como en el otro y si no se
casan o viven juntos, ella tendrá que lidiar con los problemas de encontrar una
nueva pareja. Por otro lado, el infante presenta una serie de necesidades
básicas de todo niño, incluyendo la más importante: una madre con las
habilidades maduras y apoyo social, como toda madre.
Si los padres de la chica en cuestión se unen para ayudar, tal y como
cabría esperar, también romperán con sus funciones evolutivas, volviendo a un
estilo vital que pensaban que habían pasado y altamente demandante. A estas
generaciones se pueden añadir otras, y así sucesivamente.
Las formas en que nos interactuamos son extremadamente complejas y muy
frustrantes para los teóricos. Pero ignorarlas sería obviar algo muy importante
con respecto a nuestro desarrollo y nuestras personalidades.
Estadios I, II, III Y
IV
Estadio I
El primer estadio, el de infancia o etapa sensorio-oral comprende
el primer año o primero y medio de vida. La tarea consiste en desarrollar
la confianza sin eliminar completamente la capacidad
para desconfiar.
Si papá y mamá proveen al recién nacido de un grado de familiaridad,
consistencia y continuidad, el niño desarrollará un sentimiento de que el
mundo, especialmente el mundo social, es un lugar seguro para estar; que las
personas son de fiar y amorosas. También, a través de las respuestas paternas,
el niño aprende a confiar en su propio cuerpo y las necesidades biológicas que
van con él.
Si los padres son desconfiados e inadecuados en su proceder; si rechazan al
infante o le hacen daño; si otros intereses provocan que ambos padres se alejen
de las necesidades de satisfacer las propias, el niño desarrollará
desconfianza. Será una persona aprensiva y suspicaz con respecto a los demás.
De todas maneras, es muy importante que sepamos que esto no quiere decir
que los padres tengan que ser los mejores del mundo. De hecho, aquellos padres
que son sobreprotectores; que están ahí tan pronto el niño llora, le llevarán a
desarrollar una tendencia maladaptativa que Erikson llama desajuste
sensorial, siendo excesivamente confiado, incluso crédulo. Esta persona no
cree que alguien pudiera hacerle daño y usará todas las defensas disponibles
para retener esta perspectiva exagerada.
Aunque, de hecho, es peor aquella tendencia que se inclina sobre el otro
lado: el de la desconfianza. Estos niños desarrollarán la tendencia maligna
de desvanecimiento(mantenemos aquí la traducción literal de
"withdrawal", como caída o desvanecimiento. Para mayor información
sobre los términos técnicos aplicados a la teoría de Erikson, refiérase a la
bibliografía al final del resumen. N.T.). Esta persona se torna depresiva,
paranoide e incluso puede desarrollar una psicosis.
Si se logra un equilibrio, el niño desarrollará la virtud de esperanza,
una fuerte creencia en la que se considera que siempre habrá una solución al
final del camino, a pesar de que las cosas vayan mal. Uno de los signos que nos
indican si el niño va bien en este primer estadio es si puede ser capaz de
esperar sin demasiado jaleo a demorar la respuesta de satisfacción ante una
necesidad: mamá y papá no tienen por qué ser perfectos; confío lo suficiente en
ellos como para saber esta realidad; si ellos no pueden estar aquí
inmediatamente, lo estarán muy pronto; las cosas pueden ser muy difíciles, pero
ellos harán lo posible por arreglarlas. Esta es la misma habilidad que utilizaremos
ante situaciones de desilusión como en el amor, en la profesión y muchos otros
dominios de la vida.
Estadio II
El segundo estadio corresponde al llamado estadio anal-muscular de
la niñez temprana, desde alrededor de los 18 meses hasta los 3-4 años de edad.
La tarea primordial es la de alcanzar un cierto grado de autonomía,
aún conservando un toque de vergüenza y duda.
Si papá y mamá (y otros cuidadores que entran en escena en esta época)
permiten que el niño explore y manipule su medio, desarrollará un sentido de
autonomía o independencia. Los padres no deben desalentarle ni tampoco
empujarle demasiado. Se requiere, en este sentido, un equilibrio. La mayoría de
la gente le aconsejan a los padres que sean "firmes pero tolerantes"
en esta etapa, y desde luego el consejo es bueno. De esta manera, el niño
desarrollará tanto un autocontrol como una autoestima importantes.
Por otra parte, en vez de esta actitud descrita, es bastante fácil que el
niño desarrolle un sentido de vergüenza y duda. Si los padres acuden de
inmediato a sustituir las acciones dirigidas a explorar y a ser independiente,
el niño pronto se dará por vencido, asumiendo que no puede hacer las cosas por
sí mismo. Debemos tener presente que el burlarnos de los esfuerzos del niño
puede llevarle a sentirse muy avergonzado, y dudar de sus habilidades.
También hay otras formas de hacer que el niño se sienta avergonzado y
dudoso. Si le damos al niño una libertad sin restricciones con una ausencia de
límites, o si le ayudamos a hacer lo que él podría hacer solo, también le
estamos diciendo que no es lo suficientemente bueno. Si no somos lo
suficientemente pacientes para esperar a que el niño se ate los cordones de sus
zapatos, nunca aprenderá a atárselos, asumiendo que esto es demasiado difícil
para aprenderlo.
No obstante, un poco de vergüenza y duda no solo es inevitable, sino que
incluso es bueno. Sin ello, se desarrollará lo que Erikson llamaimpulsividad,
una suerte de premeditación sin vergüenza que más tarde, en la niñez tardía o
incluso en la adultez, se manifestará como el lanzarse de cabeza a situaciones
sin considerar los límites y los atropellos que esto puede causar.
Peor aún es demasiada vergüenza y duda, lo que llevará al niño a
desarrollar la malignidad que Erikson llama compulsividad. La
persona compulsiva siente que todo su ser está envuelto en las tareas que lleva
a cabo y por tanto todo debe hacerse correctamente. El seguir las reglas de una
forma precisa, evita que uno se equivoque, y se debe evitar cualquier error a
cualquier precio. Muchos de ustedes reconocen lo que es sentirse avergonzado y
dudar continuamente de uno mismo. Un poco más de paciencia y tolerancia hacia
sus hijos podría ayudarles a evitar el camino recorrido que ustedes han
seguido. Y quizás también deberían darse un respiro ustedes mismos.
Si logramos un equilibrio apropiado y positivo entre la autonomía y la
vergüenza y la culpa, desarrollaremos la virtud de una voluntad
poderosa o determinación. Una de las cosas más admirables (y
frustrantes) de un niño de dos o tres años es su determinación. Su mote es
"puedo hacerlo". Si preservamos ese "puedo hacerlo" (con
una apropiada modestia, para equilibrar) seremos mucho mejores como adultos.
Estadio III
Este es el estadio genital-locomotor o la edad del juego.
Desde los 3-4 hasta los 5-6 años, la tarea fundamental es la de aprender lainiciativa sin
una culpa exagerada.
La iniciativa sugiere una respuesta positiva ante los retos del mundo,
asumiendo responsabilidades, aprendiendo nuevas habilidades y sintiéndose útil.
Los padres pueden animar a sus hijos a que lleven a cabo sus ideas por sí
mismos. Debemos alentar la fantasía, la curiosidad y la imaginación. Esta es la
época del juego, no para una educación formal. Ahora el niño puede imaginarse,
como nunca antes, una situación futura, una que no es la realidad actual. La
iniciativa es el intento de hacer real lo irreal.
Pero si el niño puede imaginar un futuro, si puede jugar, también será
responsable…y culpable. Si mi hijo de dos años tira mi reloj en el váter, puedo
asumir sin temor a equivocarme que no hubo mala intención en el acto. Era solo
una cosa dando vueltas y vueltas hasta desaparecer. ¡Qué divertido!. ¡Pero si
mi hija de cinco años lo hace…bueno, deberíamos saber qué va a pasar con el
reloj, qué ocurrirá con el temperamento de papá y que le ocurrirá a ella!.
Podría sentirse culpable del acto y comenzaría a sentirse culpable también. Ha
llegado la capacidad para establecer juicios morales.
Erikson es, por supuesto, un freudiano y por tanto incluye la experiencia
edípica en este estadio. Desde su punto de vista, la crisis edípica comprende
la renuencia que siente el niño a abandonar su cercanía al sexo opuesto. Un
padre tiene la responsabilidad, socialmente hablando, de animar al niño a que
"crezca"; "¡que ya no eres un niño!". Pero si este proceso
se establece de manera muy dura y extrema, el niño aprende a sentirse culpable
con respecto a sus sentimientos.
Demasiado iniciativa y muy poca culpa significa una tendencia maladaptativa
que Erikson llama crueldad. La persona cruel toma la iniciativa.
Tiene sus planes, ya sea en materia de escuela, romance o política, o incluso
profesión. El único problema es que no toma en cuenta a quién tiene que pisar
para lograr su objetivo. Todo es el logro y los sentimientos de culpa son para
los débiles. La forma extrema de la crueldad es la sociopatía.
La crueldad es mala para los demás, pero relativamente fácil para la
persona cruel. Peor para el sujeto es la malignidad de culpa exagerada, lo cual
Erikson llama inhibición. La persona inhibida no probará cosa
alguna, ya que "si no hay aventura, nada se pierde" y
particularmente, nada de lo que sentirse culpable. Desde el punto de vista
sexual, edípico, la persona culposa puede ser impotente o frígida.
Un buen equilibrio llevará al sujeto a la virtud psicosocial de propósito.
El sentido del propósito es algo que muchas personas anhelan a lo largo de su
vida, aunque la mayoría de ellas no se dan cuenta que, de hecho, ya llevan a
cabo sus propósitos a través de su imaginación y su iniciativa. Creo que una
palabra más acertada para esta virtud hubiera sido coraje; la capacidad para la
acción a pesar de conocer claramente nuestras limitaciones y los fallos
anteriores.
Estadio IV
Esta etapa corresponde a la de latencia, o aquella comprendida
entre los 6 y 12 años de edad del niño escolar. La tarea principal es
desarrollar una capacidad de laboriosidad al tiempo que se
evita un sentimiento excesivo de inferioridad. Los niños deben
"domesticar su imaginación" y dedicarse a la educación y a aprender
las habilidades necesarias para cumplir las exigencias de la sociedad.
Aquí entra en juego una esfera mucho más social: los padres, así como otros
miembros de la familia y compañeros se unen a los profesores y otros miembros
de la comunidad. Todos ellos contribuyen; los padres deben animar, los maestros
deben cuidar; los compañeros deben aceptar. Los niños deben aprender que no
solamente existe placer en concebir un plan, sino también en llevarlo a cabo.
Deben aprender lo que es el sentimiento del éxito, ya sea en el patio o el
aula; ya sea académicamente o socialmente.
Una buena forma de percibir las diferencias entre un niño en el tercer
estadio y otro del cuarto es sentarse a ver cómo juegan. Los niños de cuatro
años pueden querer jugar, pero solo tienen conocimientos vagos de las reglas e
incluso las cambian varias veces a todo lo largo del juego escogido. No
soportan que se termine el juego, como no sea tirándoles las piezas a su
oponente. Un niño de siete años, sin embargo, está dedicado a las reglas, las
consideran algo mucho más sagrado e incluso puede enfadarse si no se permite
que el juego llegue a una conclusión estipulada.
Si el niño no logra mucho éxito, debido a maestros muy rígidos o a
compañeros muy negadores, por ejemplo, desarrollará entonces un sentimiento
de inferioridad o incompetencia. Una fuente adicional de inferioridad,
en palabras de Erikson, la constituye el racismo, sexismo y cualquier otra
forma de discriminación. Si un niño cree que el éxito se logra en virtud de
quién es en vez de cuán fuerte puede trabajar, entonces ¿para qué intentarlo?.
Una actitud demasiado laboriosa puede llevar a la tendencia maladaptativa
de virtuosidad dirigida. Esta conducta la vemos en niños a los que
no se les permite "ser niños"; aquellos cuyos padres o profesores
empujan en un área de competencia, sin permitir el desarrollo de intereses más
amplios. Estos son los niños sin vida infantil: niños actores, niños atletas,
niños músicos, niños prodigio en definitiva. Todos nosotros admiramos su
laboriosidad, pero si nos acercamos más, todo ello se sustenta en una vida
vacía.
Sin embargo, la malignidad más común es la llamada inercia.
Esto incluye a todos aquellos de nosotros que poseemos un "complejo de
inferioridad". Alfred Adler habló de ello. Si a la primera no logramos el
éxito, ¡no volvamos a intentarlo!. Por ejemplo, a muchos de nosotros no nos ha
ido bien en matemáticas, entonces nos morimos antes de asistir a otra clase de
matemáticas. Otros fueron humillados en el gimnasio, entonces nunca harán
ningún deporte o ni siquiera jugarán al raquetball. Otros nunca desarrollaron
habilidades sociales (la más importante de todas), entonces nunca saldran a la
vida pública. Se vuelven seres inertes.
Lo ideal sería desarrollar un equilibrio entre la laboriosidad y la
inferioridad; esto es, ser principalmente laboriosos con un cierto toque de
inferioridad que nos mantenga sensiblemente humildes. Entonces tendremos la
virtud llamada competencia.

Estadios V y VI
Estadio V
Esta etapa es la de la adolescencia, empezando en la pubertad y
finalizando alrededor de los 18-20 años. (Actualmente está claro que debido
sobre todo a una serie de factores psicosociales, la adolescencia se prolonga
más allá de los 20 años, incluso hasta los 25 años. N.T.). La tarea primordial
es lograr la identidad del Yo y evitar la confusión de
roles. Esta fue la etapa que más interesó a Erikson y los patrones
observados en los chicos de esta edad constituyeron las bases a partir de la
cuales el autor desarrollaría todas las otras etapas.
La identidad yoica significa saber quiénes somos y cómo encajamos en el
resto de la sociedad. Exige que tomemos todo lo que hemos aprendido acerca de
la vida y de nosotros mismos y lo moldeemos en una autoimagen unificada, una
que nuestra comunidad estime como significativa.
Hay cosas que hacen más fácil estas cuestiones. Primero, debemos poseer una
corriente cultural adulta que sea válida para el adolescente, con buenos
modelos de roles adultos y líneas abiertas de comunicación.
Además, la sociedad debe proveer también unos ritos de paso definidos;
o lo que es lo mismo, ciertas tareas y rituales que ayuden a distinguir al
adulto del niño. En las culturas tradicionales y primitivas, se le insta al
adolescente a abandonar el poblado por un periodo de tiempo determinado con el
objeto de sobrevivir por sí mismo, cazar algún animal simbólico o buscar una
visión inspiradora. Tanto los chicos como las chicas deberán pasar por una
serie de pruebas de resistencia, de ceremonias simbólicas o de eventos
educativos. De una forma o de otra, la diferencia entre ese periodo de falta de
poder, de irresponsabilidad de la infancia y ese otro de responsabilidad propio
del adulto se establece de forma clara.
Sin estos límites, nos embarcamos en una confusión de roles, lo que
significa que no sabremos cuál es nuestro lugar en la sociedad y en el mundo.
Erikson dice que cuando un adolescente pasa por una confusión de roles, está
sufriendo una crisis de identidad. De hecho, una pregunta muy común de los
adolescentes en nuestra sociedad es "¿Quién soy?".
Una de las sugerencias que Erikson plantea para la adolescencia en nuestra
sociedad es la una moratoria psicosocial. Anima a los jóvenes a que
se tomen un "tiempo libre". Si tienes dinero, vete a Europa. Si no lo
tienes, merodea los ambientes de Estados Unidos. Deja el trabajo por un tiempo
y vete al colegio. Date un respiro, huele las rosas, búscate a ti mismo. Por
norma, tendemos a conseguir el "éxito" demasiado deprisa, aunque muy
pocos de nosotros nos hayamos detenido a pensar en lo que significa el éxito
para nosotros. De la misma manera que los jóvenes Oglala Dakota, quizás también
necesitemos soñar un poco.
Existe un problema cuando tenemos demasiado "identidad yoica".
Cuando una persona está tan comprometida con un rol particular de la sociedad o
de una subcultura, no queda espacio suficiente para la tolerancia. Erikson llama
a esta tendencia maladaptativa fanatismo. Un fanático cree que su
forma es la única que existe. Por descontado está que los adolescentes son
conocidos por su idealismo y por su tendencia a ver las cosas en blanco o
negro. Éstos envuelven a otros alrededor de ellos, promocionando sus estilos de
vida y creencias sin importarles el derecho de los demás a estar en desacuerdo.
La falta de identidad es bastante más problemática, y Erikson se refiere a
esta tendencia maligna como repudio. Estas personas repudian su
membresía en el mundo adulto e incluso repudian su necesidad de una identidad.
Algunos adolescentes se permiten a sí mismos la "fusión" con un
grupo, especialmente aquel que le pueda dar ciertos rasgos de identidad: sectas
religiosas, organizaciones militaristas, grupos amenazadores; en definitiva,
grupos que se han separado de las corrientes dolorosas de la sociedad. Pueden
embarcarse en actividades destructivas como la ingesta de drogas, alcohol o
incluso adentrarse seriamente en sus propias fantasías psicóticas. Después de
todo, ser "malo" o ser "nadie" es mejor que no saber quién
soy.
Si logramos negociar con éxito esta etapa, tendremos la virtud que Erikson
llama fidelidad. La fidelidad implica lealtad, o la habilidad para
vivir de acuerdo con los estándares de la sociedad a pesar de sus
imperfecciones, faltas e inconsistencias. No estamos hablando de una lealtad
ciega, así como tampoco de aceptar sus imperfecciones. Después de todo, si
amamos nuestra comunidad, queremos que sea la mejor posible. Realmente, la
fidelidad de la que hablamos se establece cuando hemos hallado un lugar para
nosotros dentro de ésta, un lugar que nos permitirá contribuir a su estabilidad
y desarrollo.
Estadio VI
Si hemos podido llegar esta fase, nos encontramos entonces en la etapa de
la adultez jóven, la cual dura entre 18 años hasta los 30
aproximadamente. Los límites temporales con respecto a las edades en los
adultos son mucho más tenues que en las etapas infantiles, siendo estos rangos
muy distintos entre personas. La tarea principal es lograr un cierto grado
de intimidad, actitud opuesta a mantenerse en aislamiento.
La intimidad supone la posibilidad de estar cerca de otros, como amantes,
amigos; como un partícipe de la sociedad. Ya que posees un sentimiento de saber
quién eres, no tienes miedo a "perderte" a ti mismo, como presentan
muchos adolescentes. El "miedo al compromiso" que algunas personas
parecen presentar es un buen ejemplo de inmadurez en este estadio. Sin embargo,
este miedo no siempre es tan obvio. Muchas personas enlentecen o postergan el
proceso progresivo de sus relaciones interpersonales. "Me casaré (o tendré
una familia, o me embarcaré en algún tema social) tan pronto acabe la
universidad; tan pronto tenga un trabajo; cuando tenga una casa; tan pronto…Si
has estado comprometido durante los últimos 10 años, ¿qué te hace echarte
atrás?.
El joven adulto ya no tiene que probarse a sí mismo. Una relación de pareja
adolescente sí busca un establecimiento de identidad a través de la relación.
"¿Quién soy?. Soy su novio". La relación de adultos jóvenes debe ser
una cuestión de dos egos independientes que quieren crear algo más extenso que
ellos mismos. Intuitivamente reconocemos esto cuando observamos la relación de
pareja de dos sujetos donde uno de ellos es un adolescente y el otro un adulto
joven. Nos percatamos del potencial de dominio que tiene el último sobre el
primero.
A esta dificultad se añade que nuestra sociedad tampoco ha hecho mucho por
los adultos jóvenes. El énfasis sobre la formación profesional, el aislamiento
de la vida urbana, la fractura de las relaciones por motivos de traslados y la
naturaleza generalmente impersonal de la vida moderna, hacen que sea más
difícil el desarrollo de relaciones íntimas. Yo soy una de esas personas que he
tenido que mudarme de lugar docenas de veces en mi vida. No tengo ni la más
remota idea de lo que pasó con mis amigos infantiles o incluso de aquellos que
tenía en la universidad. Mis amigos más antiguos están a miles de kilómetros de
donde vivo. Yo resido donde las necesidades relativas a mi profesión me han
llevado y por tanto, no tengo una sensación firme de comunidad.
Bueno, antes de que me ponga demasiado depresivo, mejor hablemos de
ustedes. Sé que a muchos de ustedes no les ha pasado lo mismo. Si han crecido y
afincado en una comunidad en particular, especialmente una rural, es muy
probable que ustedes tengan relaciones mucho más profundas y duraderas;
probablemente se casaron con el amor de toda su vida, y sienten un buen cariño
por su comunidad. Pero este estilo de vida se está volviendo rápidamente un
anacronismo.
La tendencia maladaptativa que Erikson llama promiscuidad,
se refiere particularmente a volverse demasiado abierto, muy fácilmente, sin
apenas esfuerzo y sin ninguna profundidad o respeto por tu intimidad. Esta
tendencia se puede dar tanto con tu amante, como con tus amigos, compañeros y
vecinos.
La exclusión es la tendencia maligna de aislamiento
máximo. La persona se aísla de sus seres queridos o parejas, amigos y vecinos,
desarrollando como compensación un sentimiento constante de cierta rabia o
irritabilidad que le sirve de compañía.
Si atravesamos con éxito esta etapa, llevaremos con nosotros esa virtud o
fuerza psicosocial que Erikson llama amor. Dentro de este contexto
teórico, el amor se refiere a esa habilidad para alejar las diferencias y los
antagonismos a través de una "mutualidad de devoción". Incluye no
solamente el amor que compartimos en un buen matrimonio, sino también el amor
entre amigos y el amor de mi vecino, compañero de trabajo y compatriota.

Estadios VII y VIII
Estadio VII
Este estadio corresponde al de la adultez media. Es muy difícil
establecer el rango de edades, pero incluiría aquel periodo dedicado a la
crianza de los niños. Para la mayoría de las personas de nuestra sociedad,
estaríamos hablando de un período comprendido entre los 20 y pico y los 50 y
tantos. La tarea fundamental aquí es lograr un equilibrio apropiado entre
la productividad (también conocido en el ámbito de la
psicología como generabilidad. N.T.) y el estancamiento.
La productividad es una extensión del amor hacia el futuro. Tiene que ver con
una preocupación sobre la siguiente generación y todas las demás futuras. Por
tanto, es bastante menos "egoísta" que la intimidad de los estadios
previos: la intimidad o el amor entre amantes o amigos, es un amor entre
iguales y necesariamente es recíproco. ¡Ah, claro, nosotros amamos al otro sin
egoísmo!. Pero la verdad es que si no recibimos el amor de vuelta, no lo
consideramos un amor verdadero. Con la productividad, no estamos esperando, al
menos parece que no implícitamente, una reciprocidad en el acto. Pocos padres
esperan una "vuelta de su investimiento" de sus hijos, y si lo hacen,
no creemos que sean buenos padres.
Aunque la mayoría de las personas ponen en práctica la productividad
teniendo y criando los hijos, existen otras maneras también. Erikson considera
que la enseñanza, la escritura, la inventiva, las ciencias y las artes, el
activismo social complementan la tarea de productividad. En definitiva,
cualquier cosa que llene esa "vieja necesidad de ser necesitado".
El estancamiento, por otro lado, es la "auto-absorción"; cuidar de nadie. La
persona estancada deja de ser un miembro productivo de la sociedad. Es bastante
difícil imaginarse que uno tenga algún tipo de estancamiento en nuestras vidas,
tal y como ilustra la tendencia maladaptativa que Erikson llama sobrextensión.
Algunas personas tratan de ser tan productivas que llega un momento en que no
se pueden permitir nada de tiempo para sí mismos, para relajarse y descansar.
Al final, estas personas tampoco logran contribuir algo a la sociedad. Estoy
seguro de que todos ustedes conocerán a alguien inmerso en un sinnúmero de
actividades o causas; o tratan da tomar todas las clases posibles o mantener
tantos trabajos…Al final, no tienen ni siquiera tiempo para hacer ninguna de
estas actividades.
Más obvia todavía resulta la tendencia maligna de rechazo, lo
que supone muy poca productividad y bastante estancamiento, lo que produce una
mínima participación o contribución a la sociedad. Y desde luego que aquello
que llamamos "el sentido de la vida" es una cuestión de cómo y qué
contribuimos o participamos en la sociedad.
Esta es la etapa de la "crisis de la mediana edad". En
ocasiones los hombres y mujeres se preguntan esa interrogante tan terrible y
vasta de "¿Qué estoy haciendo aquí?". Detengámonos un momento a
analizar esta pregunta. En vez de preguntarse por quiénes están haciendo lo que
hacen, se preguntan el qué hacen, dado que la atención recae sobre ellos
mismos. Debido al pánico a envejecer y a no haber logrado las metas ideales que
tuvieron cuando jóvenes, tratan de "recapturar" su juventud. El
ejemplo más evidente se percibe en los hombres. Dejan a sus sufrientes esposas,
abandonan sus tediosos trabajos, se compran ropa de última moda y empiezan a
acudir bares de solteros. Evidentemente, raramente encuentran lo que andan
buscando porque sencillamente están buscando algo equivocado. (Un buen ejemplo
lo constituye el papel interpretado por Kevin Spacey en la famosa (por algo
será tan aceptada por el público, sobre todo masculino) en la película
"American Beauty". N.T.).
Pero si atravesamos esta etapa con éxito. Desarrollaremos una capacidad
importante para cuidar que nos servirá a lo largo del resto de
nuestra vida.
Estadio VIII
Esta última etapa, la delicada adultez tardía o madurez, o
la llamada de forma más directa y menos suave edad de la vejez, empieza
alrededor de la jubilación, después que los hijos se han ido; digamos más o
menos alrededor de los 60 años. Algunos colegas "viejetes" rabian con
esto y dicen que esta etapa empieza solo cuando uno se siente viejo y esas
cosas, pero esto es un efecto directo de una cultura que realza la juventud, lo
cual aleja incluso a los mayores de que reconozcan su edad. Erikson establece
que es bueno llegar a esta etapa y si no lo logramos es que existieron algunos
problemas anteriores que retrasaron nuestro desarrollo.
La tarea primordial aquí es lograr una integridad yoica (conservamos
aquí la terminología acorde con los vocablos técnicos dentro del marco de la
psicología. También puede entenderse el término como "integridad". N.T.)
con un mínimo de desesperanza. Esta etapa parece ser la más difícil
de todas, al menos desde un punto de vista juvenil. Primero ocurre un
distanciamiento social, desde un sentimiento de inutilidad; todo esto
evidentemente en el marco de nuestra sociedad. Algunos se jubilan de trabajos
que han tenido durante muchos años; otros perciben que su tarea como padres ya
ha finalizado y la mayoría creen que sus aportes ya no son necesarios.
Además existe un sentido de inutilidad biológica, debido a que el cuerpo ya
no responde como antes. Las mujeres pasan por la menopausia, algunas de forma
dramática. Los hombres creen que ya "no dan la talla". Surgen
enfermedades de la vejez como artritis, diabetes, problemas cardíacos,
problemas relacionados con el pecho y ovarios y cánceres de próstata. Empiezan
los miedos a cuestiones que uno no había temido nunca, como por ejemplo a un
proceso gripal o simplemente a caerse.
Junto a las enfermedades, aparecen las preocupaciones relativas a la
muerte. Los amigos mueren; los familiares también. La esposa muere. Es
inevitable que también a uno le toque su turno. Al enfrentarnos a toda esta
situación, parece que todos debemos sentirnos desesperanzados.
Como respuesta a esta desesperanza, algunos mayores se empiezan a preocupar
con el pasado. Después de todo, allí las cosas eran mejores. Algunos se
preocupan por sus fallos; esas malas decisiones que se tomaron y se quejan de
que no tienen ni el tiempo ni la energía para revertirlas (muy diferente a
estadios anteriores). Vemos entonces que algunos ancianos se deprimen, se
vuelven resentidos, paranoides, hipocondríacos o desarrollan patrones
comportamentales de senilidad con o sin explicación biológica.
La integridad yoica significa llegar a los términos de tu vida, y por
tanto, llegar a los términos del final de tu vida. Si somos capaces de mirar
atrás y aceptar el curso de los eventos pasados, las decisiones tomadas; tu
vida tal y como la viviste, como necesariamente así, entonces no necesitarás
temerle a la muerte. Aunque la mayoría de ustedes no se encuentran en este
punto de la vida, quizás podríamos identificarnos un poco si empezamos a
cuestionarnos nuestra vida hasta el momento. Todos hemos cometido errores, alguno
de ellos bastante graves; si bien no seríamos lo que somos si no los hubiéramos
cometidos. Si hemos sido muy afortunados, o si hemos jugado a la vida de forma
segura y con pocos errores, nuestra vida no habría sido tan rica como lo es.
La tendencia maladaptativa del estadio 8 es llamada presunción.
Esto ocurre cuando la persona "presume" de una integridad yoica sin
afrontar de hecho las dificultades de la senectud.
La tendencia maligna es la llamada desdén. Erikson la define
como un desacato a la vida, tanto propia como la de los demás.
La persona que afronta
la muerte sin miedo tiene la virtud que Erikson llama sabiduría.
Considera que este es un regalo para los hijos, dado que "los niños sanos
no temerán a la vida si sus mayores tienen la suficiente integridad para no
temer a la muerte". El autor sugiere que una persona debe sentirse
verdaderamente agraciada de ser sabia, entendiendo lo de "agraciada"
en su sentido más amplio: me he encontrado con personas muy poco agraciadas que
me han enseñado grandes cosas, no por sus palabras sabias, sino por su simple y
gentil acercamiento a la vida y a la muerte; por su "generosidad de
espíritu".
Discusión
Me resulta difícil pensar en otra persona, a no ser Jean Piaget, que haya
desarrollado más un acercamiento a los estadios del desarrollo que
Erik Erikson. Y eso que el concepto de estadios no es muy popular entre los
teóricos de la personalidad. De las personas que recogemos en este texto, solo
Sigmund y Anna Freud comparten completamente sus convicciones. La mayoría de
los teóricos prefieren un acercamiento más paulatino o gradual del desarrollo,
utilizando términos como "fases" o "transiciones", en vez
de estadios definidos y limitados.
Pero desde luego, existen ciertos segmentos de la vida muy fáciles de
identificar, determinados temporalmente por aspectos biológicos. La
adolescencia está "preprogramada" para que ocurra cuando ocurre,
tal y como pasa con el nacimiento y muy posiblemente, con la muerte natural. El
primer año de vida tiene unas cualidades muy especiales, tipo "parecida a
la fetal" y el último año de la misma incluye ciertas cualidades
"catastróficas".
Si reducimos el significado de los estadios con el fin de incluir ciertas
secuencias lógicas; léase que las cosas ocurren en un cierto órden, no porque están
determinadas exclusivamente por marcadores biológicos, sino porque no tendrían
sentido de otra forma, entonces podríamos incluso decir que el entrenamiento de
los esfínteres, por ejemplo, tiene que preceder a la independencia de la madre
y asistir a clases; que debemos desarrollar una sexualidad madura antes de
encontrar a una pareja; que normalmente hallaremos a una pareja antes de tener
niños y que necesariamente ¡deberemos tener niños antes de disfrutar su
despedida!.
Si estrechamos aún más el significado de los estadios añadiendo una
"programación" social a la biológica, podríamos incluir
períodos de dependencia y escolarización, y así mismo, el trabajo y la
jubilación también. De esta forma tan reducida, no habría problemas para
establecer 7 u 8 estadios. Evidentemente, solo hasta ahora es que nos hemos
sentido presionados a llamarles estadios, en vez de fases o cualquier otro
término impreciso.
De hecho, resulta difícil defender los estadios de Erikson si los aceptamos
dentro de su comprensión de lo que son los estadios. En otras culturas, incluso
dentro de ellas mismas, la temporalización puede ser muy distinta. En
algunos países, los bebés son destetados a los seis meses y se les enseña el
control de esfínteres a los nueve. En otros, todavía son amamantados hasta los
cinco años y el control de esfínteres se hace con poco más que sacar al niño al
patio. Hubo una época en nuestra cultura en la que las mujeres se casaban a los
trece años y tenían su primer hijo a los quince. Hoy, intentamos posponer el
matrimonio hasta los treinta y nos apresuramos a tener nuestro único hijo antes
de cumplir cuarenta. Buscamos muchos años de retiro. En otra época y lugar, la
jubilación sencillamente es desconocida.
A pesar de todo, los estadios de Erikson nos brindan un marco de
trabajo. Podemos hablar de nuestra cultura al compararla con otras; o
de la actualidad comparada con algunos siglos atrás o de ver cómo diferimos
relativamente de los estándares que provee su teoría. Erikson y otros
investigadores han demostrado que el patrón general de hecho se adapta a
diferentes épocas y culturas, y a la mayoría de nosotros nos resulta familiar.
En otras palabras, su teoría se establece como uno de los paradigmas más
importantes dentro de las teorías de personalidad. Este paradigma a veces es
más importante que la "verdad": es útil.
También nos provee de conocimientos que no nos hubiéramos percatado
de otra forma. Por ejemplo, podríamos pensar en sus ocho estadios como
una serie de tareas que no siguen un patrón lógico particular. Pero si
dividimos el abanico de la vida en dos secuencias de cuatro estadios, podemos
ver un patrón real, con la mitad referida al desarrollo del niño y la otra
mitad al desarrollo del adulto.
En el estadio I, el niño debe aprender que "eso" (el mundo,
especialmente representado por mamá y papá, y él mismo) está bien; que "no
hay problema". En el estadio II, el infante aprende a "yo puedo
hacerlo" en el "aquí y ahora". En el estadio III, el preescolar
aprende a "puedo planear" y proyectarse a sí mismo hacia un futuro.
En el IV, el escolar aprende "puedo finalizar" estas proyecciones. A
través de estas cuatro etapas, el niño desarrolla un Yo competente y preparado
para el amplio mundo que le aguarda.
Tomando la otra mitad relativa al periodo adulto, nos expandimos
más allá del Yo(entendiéndose el "Yo" no como instancia psíquica
freudiana, sino como self o sí mismo, N.T.). El estadio V tiene que ver con
establecer algo muy parecido al "está bien; no hay problema".
El adolescente debe
aprender a que "yo estoy bién"; conclusión de la negociación
establecida de los cuatro estadios precedentes. En el VI, el adulto joven debe
aprender a amar, lo que sería una variación social de "yo puedo
hacerlo" en el aquí y ahora. En el estadio VII, el adulto debe extender
ese amor hacia el futuro, pasando a ser llamado "cuidar de". Y
finalmente, en el estadio VIII, la persona mayor debe aprender a
"limitar" su Yo, y establecer una nueva y amplia identidad. En
palabras de Jung, la segunda mitad de la vida está dedicada a la realización de
uno mismo.
Lecturas
Erikson es un escritor excelente y capturará su imaginación aún cuando no
se sienta cómodo con su lado freudiano. Los libros basados en su teoría son (en
inglés, N.T.) Childhood and Society y Identity: Youth
and Crisis. Son más bien colecciones de ensayos sobre sujetos tan variados
como las tribus americanas nativas, gente famosa como William James y Adolfo
Hitler, nacionalidad, género y raza.
Sus dos libros más
famosos son estudios en "psicohistoria", el Young Man Luther sobre
Martin Luther y Gandhi's Truth. Sus trabajos han inspirado a muchos
otros y disponemos en la actualidad de una revista llamada The Journal
of Psychohistory, la cual contiene artículos fascinantes no solo de
personas famosas, sino de prácticas antiguas y presentes en el desarrollo de
niños a través de ritos de poblaciones a todo lo largo del mundo y en todas las
épocas de la historia.
domingo, 13 de mayo de 2018
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